Que no falte ni un detalle
Tiempo de navidad. Tiempo de alegría. Tiempo de festejar. Entre pascueros, luces callejeras de aguinaldos por las calles y centros comerciales abarrotados de gente esperando a encontrar el regalo perfecto para esa persona tan especial nos encontramos con el gran dilema de estas navidades: La cena de Navidad.
Famosa por reunir a familiares desperdigados en distintos puntos de españa en una sola noche, este evento es probablemente el más significativo a nivel familiar en épocas navideñas. Hijos que vuelven de su erasmus particular una noche de madrugada en el aeropuerto, el tío molón de la familia de tu madre que te obsequia con un souvenir de cada país que visita en cuanto llega a casa o incluso esos abuelos tan bonachones que viven en su caserío del norte y a los que te encantaría ver más a menudo.
Todo tiene que estar perfecto y totalmente preparado para esta noche tan especial. Y, por supuesto, más allá del mantel y la cubertería que sacas cada año para ello, la comida juega un papel fundamental para brindar una sonrisa a tu familia.
Preparas los entremeses, los pañuelos, tenedores, cuchillos, platos e incluso la cuchara para el postre casero que has hecho con ternura y amor. Pero falta el complemento ideal. Esa guindilla del pastel que se te resiste a buscar para dejar tu mesa totalmente armoniosa. ¿Qué detalle te falta?
Las soluciones pueden ser diversas y muy diferentes. Y si bien es verdad que, al igual que un mago, puedes sacarte miles de trucos de la chistera para sorprender a tus invitados, los panes del mimbre son ese sencillo y pequeño detalle que hará que tus tíos, abuelos, hijos y parejas se lleven un buen sabor de boca para empezar a catar esa cena tan maravillosa que les espera.
De centeno, de trigo o incluso con semillas, puedes elegir entre un gran abanico de estilos y sabores para los paladares más variopintos y exigentes.
No tienes porqué esperar a que Papá Noel se pase por la chimenea para traer la sorpresa de la noche. O que empecéis a cantar villancicos con la botella de Anís de la abuela. O incluso a esperar a comerte el turrón después del postre. Este año los peces en el río no beben, sino que comen los panes del Mimbre. Porque están para chuparse los dedos.
Porque en la casa donde no hay pan, pocas cosas se dan ¿O acaso no son sabios los refranes? Porque lo que dice el panadero, siempre es verdadero. Y en este caso los del Mimbre lo hacen con amor y tradición. Alegra tu cena y disfruta con tu familia en esta Nochebuena y que las sonrisas y risas se contagien por la mesa ¡Felices Fiestas!